2011, Año Internacional de los Bosques
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VídeosEl bosque tropical. Un paraíso en peligro muestra cómo la mayor parte de los bosques tropicales se encuentra en países en vías de desarrollo, donde Los problemas sociales y económicos dificultan en gran medida su conservación con recursos propios. Este hecho, junto a otros factores periféricos, propios de cada país, propicia que cada año se pierdan en torno a 15 millones de selvas tropicales. Con su desaparición también se pierde el bosque que mayor biodiversidad alcanza en el planeta. Tras hacer un balance de lo que representa la presencia del bosque tropical para el equilibrio ecológico del planeta, se muestra una reseña histórica de los bosques de Cuba y Guinea Ecuatorial, de la mano de la administración forestal española del siglo XIX y XX, donde los ingenieros de montes tuvieron una presencia muy desigual. La preocupación por el mantenimiento de estos paraísos ha hecho que la comunidad internacional tome medidas encaminadas a su protección, y una de ellas ha sido la puesta en marcha de la certificación de los bosques tropicales. Aunque medidas como estas fomentan su conservación, la opinión de muchos expertos coincide en que el futuro del bosque tropical es ciertamente incierto hasta que no se solucionen la problemática social, económica y política de los países que los contienen
Olmo, el alma del pueblo
El olmo común (Ulmus minor), al que nos referimos en esta ocasión, pese a no ser autóctono, tiene una larga historia en la península Ibérica que data al menos de tiempos de los romanos. La grafiosis, enfermedad que produce un hongo y dispersa un pequeño coleóptero, ha terminado en unas pocas décadas con una gran parte de estos olmos y afecta a otras especies silvestres. De ahí el valor incalculable de los que han sobrevivido gracias a los tratamientos o a la resistencia frente a esta plaga. Hasta la llegada de la enfermedad, se plantaban olmos en los campos y bordes de los caminos y en el centro de las plazas, donde tradicionalmente ha sido árbol de reunión, alrededor del cual giraba la vida de los pueblos.
Simbiosis en este caso espiritual y poética, o al menos así la entendieron Antonio Machado, que veía en las hojas nuevas del viejo olmo un signo de esperanza, y Vicente Aleixandre, del que se dice que uno de sus últimos deseos fue que le llevaran un puñado de hojas del olmo de Miraflores. Tiempo antes había escrito su poema “El Álamo”, dedicado a ese árbol (álamo es el nombre que recibe el olmo en algunos lugares de España): “En el centro del pueblo / quedaba el árbol grande. Era una plaza mínima, / pero el árbol viejísimo / la desbordaba entera. / Las casas bajas como animales tristes / a su sombra dormían. (…) El álamo: ‘Vamos al álamo.’ ‘Estamos en el álamo’. Todo es álamo. / Y no hay ya más que álamo, que es el único cielo de estos hombres”. Moriría el poeta en 1984 y al poco, en 1989, el árbol de sus versos.
La mitología del olmo es así de rutinaria y honda al mismo tiempo, especialmente en aquellos lugares en los que ha sido árbol de concejo a cuya sombra se celebraban las asambleas vecinales. Y si podemos identificar algunos árboles con países o regiones determinadas, el olmo, sin duda, sería el árbol castellano, pero también de muchas regiones francesas en las que fue el “árbol de justicia”, ya que se celebraban los juicios a su amparo. De ahí la expresión popular attendre sous l’orme (esperar bajo el olmo), que era sinónimo de una espera inútil ya que debió de ser frecuente la incomparecencia de los que debían rendir cuentas en aquellos “juicios del olmo”.
En el mito griego, con los primeros acordes de la lira de Orfeo, llorando la muerte de Eurídice, brotó un bosque de olmos. Virgilio lo sitúa en las regiones infernales que atraviesa Eneas: “En cuyo centro despliega sus añosas ramas un inmenso olmo, y es fama que allí habitan los vanos Sueños, adheridos a cada una de sus hojas”.
Se reproduce por siembra, recogiendo las sámaras hacia mayo o junio y sembrándolas inmediatamente, cubiertas por una fina capa de tierra. Con humedad suficiente germinan rápidamente en el mismo verano. La lucha contra la grafiosis es difícil y costosa. Continúa la investigación sobre cepas resistentes y especies alternativas.